miércoles, 25 de noviembre de 2009

El cementerio de las botellas

Navegando por páginas de algunos de los grupos de música de toda la vida he dado con el videoclip del último disco de Barricada. El disco es "La tierra está sorda" t el videoclip "Por la libertad". Como siempre la letra no la hacen porque sí, tiene un tras fondo, y acabando de ver el vídeo, en los títulos de crédito te explica la historia, y es merecedora de ser conocida.



No me quería quedar sin saber realmente de que iba la historia, así que me he puesto a indagar por la red. Resulta que en la ladera del monte Ezkaba (Navarra) se construyó el Fuerte de San Cristóbal, que sería conocido por ser una de las prisiones más duras durante la guerra civil, a la que llegaban multitud de presos, aunque solo se registraban los que tenían condena firme, ya que el resto pasarían a ser directamente fusilados.

Hubo una gran fuga de aquella prisión, en la que 795 presos se fugaron, 585 fueron capturados y 207 muertos a tiros en el campo cuando trataban de escapar por el monte. Sólo tres presos consiguieron llegar a Francia.

Según Félix Álvarez, sobreviviente: "Las tropas nos perseguían a tiros por el monte, nos iban matando como a conejos, al que veían lo mataban, así que nos fuimos dividiendo y dividiendo, y al final íbamos dos gallegos y yo, que soy de León, juntos. No sabíamos dónde estaba Francia. Por la noche avanzábamos y por el día permanecíamos agazapados, hasta que ya no aguantamos más el hambre y nos arriesgamos de día. Llegamos a un pueblo, Gascue-Odieta, y una mujer avisó a los militares. Vinieron a por nosotros, pero, antes de devolvernos al fuerte, la señora nos dio el mejor manjar que he probado en mi vida, un plato de sopa, ¡con fideos!".

Una de las personas que sobrevivió del calvario Ernesto Carratalá rememoraba para la BBC. "Dentro de las cinco prisiones que yo pasé, San Cristóbal fue lo peor… Había muchas maneras de sufrir; pero, lo peor, además de estar sin libertad, sin libros, sin visitas, era el hecho que nos hacían pasar hambre hasta la muerte. Cada día se moría de hambre ahí una persona y la teníamos que enterrar, meterlo en la nieve durante el invierno, hasta que venían a buscarlos. Y a esos los llevaban a ese cementerio. Aquello fue un sufrimiento tremendo".

El cementerio del que habla es el de las botellas. Es un cementerio en el que no hay cruces, lápidas ni nada parecido, simplemente la vegetación de la ladera de una montaña. Pero aún así se trata de un cementerio, en el que reposan los restos de al menos 131 presos de la época franquista. Fueron enterrados con una botella entre las piernas, en la que introducían un papel con su nombre, la causa de su muerte y condena que cumplían. 7 décadas después esta práctica permite identificar a la gente allí enterrada.

Iñaki Alforja ha realizado un documental sobre las exhumaciones de los cádaveres, este es el trailer del mismo.

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